TUMOR DE BRENNER

"Los tumores ováricos son la causa más frecuente de neoplasias en mujeres. Tienen origen en el epitelio de superficie o subyacente, células germinales o cordones sexuales-estroma. Los tumores malignos representan, en conjunto, alrededor del 6% de todos los cánceres en mujeres. Entre los factores de riesgo están la nuliparidad, los antecedentes familiares y las mutaciones hereditarias específicas (BRCA1 y BRCA2)"

TUMOR DE BRENNER
Estos tumores suelen ser sólidos, pequeños, caracterizados por una estroma fibrosa, densa y nidos de células transicionales que parecen las transiocionales urinarias o, con menor frecuencia, epitelio cilíndrico. En ocasiones, se encuentra en la pared de cistoadenomas mucinosos y suelen ser unilaterales; la inmensa mayoría son benignos.

HISTOPATOLOGÍA


EVOLUCIÓN CLÍNICA
Todos los tumores epiteliales grandes producen síntomas similares, como dolor en el hipogastrio, aumento del tamaño abdominal y molestias urinarias y gastrointestinales. La resección de los tumores benignos supone curación. Con el tiempo, los carcinomas se extienden a través de la cápsula, o se originan en su superficie, y se diseminan por la cavidad peritoneal, produciendo a veces ascitis masiva.

No es infrecuente que los carcinomas mucinosos y endometrioides estén limitados a los ovarios. Los carcinomas serosos suelen ser detecados después de haberse extendido a las superficies peritoneales. La estrecha vigilancia de pacientes con antecedentes familiares valida el origen de estos tumores a partir de la superficie de l ovario y, en algunos casos, de la mucosa tubárica, antes de una extensión más distante.

HEPATITIS B



El virus de la hepatitis B (VHB) puede producir:

  • Hepatitis aguda autolimitada.
  • Hepatitis crónica no progresiva.
  • Enfermedad crónica progresiva, que acaba en cirrosis (con aumento del riesgo de carcinoma hepatocelular).
  • Hepatitis fulminante con necrosis hepática masiva.
  • Estado de portador asintomático.
La respuesta inmune del huesped del virus es el principal determinante de la evolución. La inmunidad innata resulta protectora durante las fases iniciales de la infección y las respuestas intensas por las células CD4+ y CD8+ productoras de IFNgamma específicas frente al virus se asocian a la resolución. Los anticuerpos impiden la reinfección posterior y son la base de vacunas eficaces. 
El VHB no es citopático y en realidad la destrucción de los hepatocitos viene mediada por LTc CD8+ dirigidos a las células infectadas por el virus. Las secuencias de ADN viral se pueden integrar también en los genomas del anfitrión y son una vía para el desarrollo de cánceres.
El VHB es un virus ADN con una doble cadena parcial y circular; los virus maduros existen como una "partícula de Dane" esférica con una proteína de superficie externa y una envoltura de lípidos que rodean un núcleo electrodenso. Existen 8 genotipos virales con distribuciones globales definidas. 
El genoma del VHB tiene cuatro pautas de lectura abierta:
  • El antígeno del núcleo de la nucleocápside (HBcAg), más un transcrito polipeptídico más largo (HBeAg) que se secreta hacia el torrente circulatorio.
  • El antígeno de superficie de la hepatitis B (HBsAg) rodea a las glucoproteínas (L,M,S); los hepatocitos infectados pueden sintetizar y secretar cantidades masivas de HBsAg no infectivas.
  • Polimerasa con actividad ADN polimerasa y transcriptasa inversa; la replicación viral se produce a través de un molde de ARN intermedio: ADN - ARN - ADN
  • Proteína Hbx, un transactivador transcripcional de los genes virales y del anfitrión, necesaria para la replicación vírica.
RESPUESTA INMUNE Y FASES

1. HBsAg aparece antes que los síntomas (anorexia, fiebre, ictericia), alcanza el máximo durante la enfermedad franca y disminuye en meses.
2. HBeAg y el ADN del VHB aparecen poco después de HBsAg y antes que comience la enfermedad.
3. HBeAg es detectable en el suero durante la replicación vírica, aunque algunas cepas mutantes no lo producen.
4. HBeAg suele disminuir en unas pocas semanas y su persistencia sugiere progresión a una enfermedad crónica.
5. IgM anti-HBcAg suele ser el primer anticuerpo que aparece seguido al poco tiempo por anti-HBeAg e IgG anti-HBcAg. Anti HBcAg indica el final de la enfermedad aguda, persiste durante años y transmite inmunidad. El estado de portador crónico se define por presencia de HBsAg en suero durante 6 meses.

CARCINOMA DE ENDOMETRIO

"Es el cáncer infiltrante más común del aparato genital femenino y representa el 7% de todos los cánceres infiltrantes en las mujeres, excluyendo el cáncer de piel"
EPIDEMIOLOGÍA 
Incidencia: Según un estudio publicado en el World Journal of Surgical Oncology, en el año 2004, la cantidad de pacientes con carcinoma de endometrio es de 8 cada 100000 habitantes en Sudamérica, llegando hasta cifras de 25/100000 habitantes en los Estados Unidos. La India tiene la incidencia más baja del mundo (2/100000 habitantes) por lo que se piensa que es una patología propia de los países ricos. 
Edad: La edad media de aparición de esta patología oscila entre los 62,2 y 67,7, y varía en función del estadío y del grado de diferenciación. Sólo un 5% son menores de 40 años, y el 25% no han desarrollado aún la menopausia.
Factores familiares: Los antecedentes familiares de el carcinoma de ovario y el de endometrio, son considerados factores de riesgo para el carcinoma de endometrio. Además el cáncer colorectal no polipoide (Síndrome de Lynch II), es también un patología asociada al mismo. En esta caso la edad de presentación es de 15-20 años menor que en la poblacióngeneral.
Dieta y obesidad: El efecto de la obesidad en la patogenia del carcinoma de endometrio estaría dado por la conversión periférica de androntenediona a estrona (de poca actividad proliferativa endometrial) por la aromatasa del tejido adiposo, y después en estradiol (de mayor efecto proliferante), sin el efecto regulador de la progesterona. El nivel de riesgo está relacionado con el grado de obesidad y es 10 veces mayor en mujeres con sobrepeso de 23 kg. o más (ver Tabla 1).
Las dietas ricas en grasas (propias de los países desarrollados) pueden influir mejorando la absorción de los estrógenos en el circuito entero-hepático, manteniendo así concentraciones más elevadas y permanentes.
Diabetes: Existe un incremento del cáncer de endometrio de 2.7 en pacientes diabéticas. Se piensa que está más relacionado a la obesidad que al cáncer en sí.
Hipertensión: Incremento del riesgo del 1.5.
Trastornos hormonales: La existencia de un estímulo estrogénico mantenido y no equilibrado con una secreción de progesterona adecuada, explica el 50 a 60% de los adenocarcinomas. En estos casos suele encontrarse un hiperestrogenismo persistente generalmente en mujeres más jóvenes, perimenopáusicas, con antecedentes de ciclos anovulatorios y episodios frecuentes de hemorragia uterina anormal, vinculadas a hiperplasias endometriales, pólipos, diabetes y obesidad, y que histológicamente corresponden a formas bien diferenciadas. Otras características son su escasa infiltración miometrial y excelente pronóstico con un índice de curación superior al 95%. Los datos antes mencionados constituyen elcarcinoma de endometrio Tipo I.
El resto se presenta en mujeres añosas, postmenopáusicas, sin connotación etiológica hormonal, que parecen ser autónomas, no precedidas ni acompañadas de hiperplasias endometriales. Además son más agresivas, y constituyen formas histológicas indiferenciadas o carcinomas papilares, conformando el carcinoma de endometrio Tipo II.
En mujeres estériles, el riesgo es dos veces superior que en las multíparas. Esto se relaciona con anovulación crónica, síndrome de ovario poliquístico, o tumores de ovario productores de estrógeno, pudiendo llevar hasta un 30% de adenocarcinoma de endometrio y 45% de hiperplasias endometriales. La menarca temprana, menopausia tardía y la nuliparidad, son otros factores de riesgo, debido a la exposición prolongada a estrógenos endógenos. (ver Tabla 1)
Terapia de reemplazo hormonal: La administración de monoterapia estrogénica (sin oposición de progestágenos) para los síntomas menopáusicos, muestra un aumento del RR de padecer cáncer de endometrio que oscila entre 2-8. Esta variabilidad se debe al compuesto estrogénico utilizado, la duración del tratamiento (< 6 meses carece de efecto, > 5 años aumenta el riesgo), y la dosis utilizada. Su efecto sobre el endometrio persiste luego de haber suspendido la medicación. En la terapia sustitutiva con estrógenos y gestágenos no existe un riesgo aumentado de cáncer de endometrio.
Tamoxifeno: Es un compuesto sintético de acción antiestrogénica selectiva para la mama, usado para el tratamiento de cáncer de la misma, pero con acción de estrógeno débil para endometrio. Un estudio randomizado demostró la relación entre la dosis de tamoxifeno empleada y el RR de cáncer de endometrio, siendo de 6.4 con 40 mg/d, 3.3 con 30 mg/d, y de 7.5 con 20 mg/d, con un seguimiento de 4 años.[6]
Anticonceptivos orales: Al ser uno de sus componentes la progesterona, los mismos proveen protección por un período de 10 años contra el cáncer de endometrio, si son consumidos por lo menos durante 1 año. Para lograr este efecto (RR 0,5), los progestágenos deben ser administrados por lo menos 10 diez días mensualmente.
Tabaco: Disminuye el riesgo de carcinoma de endometrio debido a un metabolismo más rápido de los estrógenos en mujeres posmenopáusicas, aunque puede aumentar el riesgo en mujeres premenopáusicas.
Embarazo: Confiere protección para el carcinoma endometrio por la interrupción de la estimulación estrogénica contínua del endometrio.
Biología molecular: La alteración del K-ras se relaciona con las primeras fases del desarrollo del carcinoma. La mutación del p53 (gen supresor de tumores) se encuentra en fases avanzadas y en tumoraciones con mala diferenciación celular, ausencia de receptores y mayor agresividad, constituyendo uno de los factores predictivos más fiables de mal pronóstico. La mutación del HER-2/neu se encuentra en estadíos avanzados, invasiones miometriales profundas y predice un mal pronóstico. Además se considera afín a la ausencia de receptores estrogénicos. La sobreexpresión del gen c-erbB2 coincide con tumores de peor pronóstico, no guardando relación con las hiperplasias y son carentes de receptores estrogénicos.
Seguimiento: Se aconseja el control anual en mujeres de edad igual o superior a los 55 años, y con factores de riesgo para carcinoma de endometrio (obesidad, diabetes, infertilidad, etc..), o sometidas a tratamiento hormonal sustitutivo o con tamoxifeno.

ANATOMÍA PATOLÓGICA
Macroscopía: Tejido de color blanco grisáceo, blando, muy friable y frecuentemente con zonas de necrosis y hemorragias. Puede ser clasificado según:
  1. Extensión:
    1. Circunscripto: sólo ocupa una zona limitada de la mucosa.
    2. Difuso: se extiende y compromete todo el endometrio.
    1. Exofítico: prolifera hacia la cavidad e invade tardíamente el miometrio. Es el más frecuente.
    2. Endofítico: tiende a crecer infiltrando miometrio.
    3. Exoendofítico
    4. Superficial: se extiende planimétricamente
  2. Forma de crecimiento:
Microscopía: La mayoría son adenocarcinomas.
  • Adenocarcinoma endometroide (90%)
  • Adenocarcinoma seroso papilar
  • Adenocarcinoma de células claras
  • Adenocarcinoma mucinoso
  • Carcinoma escamoso
  • Carcinoma mixto
  • Carcinoma indiferenciado
  • Adenocarcinoma endometroide con diferenciación escamosa



HIPERPLASIA PROSTÁTICA BENIGNA

"La hiperplasia prostática beninga (HPB) o también llamada hiperplasia nodular es un trastorno muy frecuente en varones mayores de 50 años. Se caracteriza por hiperlasia del estroma prostático y de las células epiteliales, con lo que se forman nódulos grandes, bastante bien delimitados en la zona periuretral de la próstata. Cuando son suficientemente grandes, los nódulos comprimen y estenosan el canal uretral para causar la obstrucción de la uretra, parcial o a veces virtualmente completa"

INCIDENCIA
  • Se encuentran signos histológico de HPB en el 20% de los hombres mayores de 40 años, aumenta hasta 70% a los 60 años y a 90% en los 80 años.
  • No hay correlacion directa entre los cambios histológicos y los signos clínicos, el 50% de los pacientes con HPB presenta prostata palpable al tacto rectal, y de ellos, solo el 50% presenta signos clínicos.
  • El 30% de los hombres americanos de raza blanca mayores de 50 años tendrán síntomas moderados a intensos.
ETIOLOGÍA Y PATOGENIA
No hay indicios claros de una mayor proliferación epitelial en HPB, el principal componente del proceso "hiperplásico" es la alteración  de la muerte celular. La causa es una reducción global de la tasa de muerte celular, con la acumulación subsecuente de células senescentes en la próstata. De acuerdo con esta teoría, los andrógenos que son necesarios para el desarrollo de la HPB, no sólo aumentan la proliferación celular, sino también inhiben la muerte celular. El principal andrógeno de la próstata, que supone el 90% de los andrógenos totales es la dihidrotestosterona (DHT), se forma en la próstata a partir de la conversión de las testosterona por la enzima 5-alfa reductasa tipo 2. Esta enzima se localiza casi en su totalidad en las células del estroma, pero las células epiteliales de la próstata no tienen esta enzima a excepción de algunas células cebadas. Por lo tanto las células de estroma son responsables del crecimiento prostático dependiente de andrógenos. La 5alfa-reductasa de tipo 1 no se detecta en la próstata, o existe en cantidades muy bajas. Sin embargo, esta enzima produce DHT a partir de testosterona en el hígado y en la piel, y la DHT circulante puede actuar en la próstata mediante un mecanismo endócrino.
La DHT se une al receptor de andrógenos nucleares (RA) presente en las células tanto estromales como epiteliales de la próstata. La DHT es más potente que la testosterona porque presenta una mayor afinidad por los RA y forma un complejo más estable con el receptor. La DHT es más potente que la testosterona porque presenta una mayor afinidad por los RA y forma un complejo más estable con el receptor. La unión de DHT con el RA activa la transcripción de genes dependientes de andrógenos, si bien la DHT no es un mitógeno directo para las células de la próstata, pero la transcripción génica que median aumenta la producción de varios factores de crecimiento y de sus receptores. Entre ellos, los más importantes son los miembros de la familia del factor de crecimiento de los fibroblastos y en particular el FGF-7. Éste es producido por las células del estroma, es el factor más importante en la regulación paracrina del crecimiento prostático estimulado por andrógenos. También se producen FGF 1 y 2 y TGF-beta, que favorecen la proliferación de fibroblastos. La causa última de HPB es desconocida, se cree que que los factores de crecimiento inducidos por la DHT actúan aumentando la proliferación de las células del estroma y disminuyendo la muerte de las células epiteliales.



DESCRIPCIÓN MICROSCÓPICA
La principal característica de la HPB es la nodularidad. Las glándulas adoptaron la forma de agregados de glándulas grandes a manera dedilataciones quísticas. Los conductos y acinos presentan un aspecto aplanado que sigue el trayecto de la cápsula, además existeproliferación benigna del epitelio acinar prostático y de la estroma con predominio fibromuscular y epitelial.

DESCRIPCIÓN MACROSCÓPICA

La próstata está indudablemente agrandada y sustituida por nódulos de tejido glandular que comprimen la uretraprostática. Pesa aproximadamente 100 g, es de color gris claro, firme al tacto y no rezuma líquido.

CLINICA
El fenómeno de la hiperplasia prostática benigna (HPB) es de lenta instalación, de diferente intensidad de acuerdo a la edad, con predominio de algunos de los cinco tipos histológicos señalados y con características topográficas singulares en su crecimiento y otras propias de cada individuo, todo lo cual explica la variabilidad en la clínica.

La historia clínica tipo obedece a dos factores:
    a.           obstrucción anatómica a nivel de la uretra prostática
  1. un componente dinámico a nivel de la musculatura lisa prostática.
En una primera fase de la enfermedad no hay traducción sintomática, ya que el detrusor es capaz de compensar con una mayor fuerza contráctil el aumento de la resistencia al flujo urinario de la uretra prostática. En la medida que la obstrucción progresa, el detrusor pierde la capacidad de compensarla, aparecen los síntomas de "prostatismo".

ANAMNESIS
Los síntomas son disminución del calibre y fuerza del chorro miccional, así como latencia entre la voluntad de orinar y el inicio real de la micción; estos dos síntomas son más marcados en la primera micción matinal y también varían en proporción directa a mayores volúmenes de orina contenidos en la vejiga. Otros síntomas característicos son la imposibilidad de terminar la micción en forma abrupta, el chorro delgado y de dirección cambiante ("dribbling"), la aparición de goteo postmiccional tardío, que humedece la ropa, la pérdida de la parábola del chorro, la sensación de micción y vaciamiento incompletos.

En la medida en que la vejiga va perdiendo su capacidad de adaptación, se hace inestable y aparecen síntomas como polaquiuria, nicturia y urgencia miccional, que pueden alcanzar tal intensidad que se la conoce como pseudoincontinencia. La nicturia es un síntoma difícil de valorar y aparece influida por la menor secreción de hormona antidiurética, por hábitos como la ingestión de líquidos durante la noche y por la menor necesidad de sueño del hombre mayor y también por verdaderos insomnios de las personas de edad avanzada.
La compensación que hace el detrusor en una primera fase se logra gracias a la elongación de las fibras musculares. Sin embargo, por sobredistensión puede llegar a hacerse insuficiente, con el accidente de la retención aguda, generalmente desencadenada por un fenómeno como infección, sobredistensión por ingestión de líquidos, edema por frío, fármacos como anticolinérgicos, betabloqueadores, diuréticos, antidepresivos, tranquilizantes y otros, que rompen el equilibrio precario obtenido gracias a la mayor distensión del detrusor.
Cuando el fenómeno obstructivo es de instalación lenta, la vejiga sufre una hipertrofia de los haces musculares del detrusor, constituyendo celdillas de mucosa entre estos haces, las que llegan a formar pseudodivertículos que pueden ser muy grandes y de muy mal vaciamiento. En ambos casos y por agotamiento de los mecanismos de compensación (elongación de las fibras musculares y luego hipertrofia del detrusor) se llega a la retención urinaria aguda o crónica.
El interrogatorio cuidadosamente dirigido sobre el tiempo de instalación, intensidad y frecuencia de los síntomas permite valorar la uropatía obstructiva. Para tratar de objetivarla se utilizan tablas como la de la American Urological Association (AUA), que trata de cuantificar los síntomas con un puntaje establecido.
Debe quedar claro que de todos los síntomas, sólo la latencia en el inicio de la micción y la lentitud del chorro se correlacionan bien con los hallazgos urodinámicos.
La hematuria, especialmente inicial, es un síntoma asociado que pueden presentar en alguna ocasión hasta un 20% de los pacientes con HPB. En todos los casos deben descartarse otras causas de hematuria del aparato urinario alto y bajo antes de atribuirla a la HPB.
En los casos en que la uropatía obstructiva baja progresa lentamente, afectando la función renal, pueden aparecer anemia, deterioro del clearance de creatinina, síndrome urémico, masa abdominal hipogástrica, descompensación cardíaca con todos sus signos y síntomas, hecho al cual son especialmente sensibles los pacientes valvulópatas aórticos.
La presencia de infección crónica (que puede alcanzar grados de verdadera supuración vesical) y litiasis, secundarias a uropatía obstructiva, agravan los padecimientos.
La anamnesis debe incluir un interrogatorio que revise otras enfermedades capaces de causar uropatía obstructiva baja, como uretritis prolongadas o mal tratadas, traumas perineales y pelvianos, instrumentaciones uretrales incluyendo el uso de sonda uretral en grandes cirugías. Todo lo anterior orienta hacia estrechez uretral causante de la uropatía obstructiva por sí misma o que se asocia con la HPB.
Deben investigarse también trastornos generales como diabetes, daño neurológico difuso encefálico, lesiones neurológicas traumáticas o quirúrgicas propias de la cirugía abdomino-pelviana por cáncer y por cirugía vascular, trastornos de erección y de las extremidades. Todos estos antecedentes pueden simular uropatía obstructiva baja o asociarse a HPB, llevando al paciente a la descompensación.

Examen físico
La investigación semiológica del hipogástrico puede informar de la presencia de globo vesical, que varía desde un grado leve a grandes distensiones vesicales, que alcanzan el nivel umbilical, que por ser bien toleradas cuando son crónicas, pueden no llamar la atención al paciente. El examen debe incluir la observación de la micción y del aspecto físico de la orina, lo que contribuye con información importante ya en la sala de examen.

El examen digital rectal informa sobre las características de la próstata en cuanto a tamaño, superficie, elasticidad, límites, consistencia. La HPB produce crecimientos elásticos, homogéneos lisos y bien delimitados. En la apreciación del tamaño influye el estado de repleción de la vejiga, siendo ideal el examen con vejiga vacía. El examen rectal debe buscar la presencia de nódulos duros, asimetría, zonas mal delimitadas o infiltrantes que hagan sospechar la existencia de un cáncer.
El tamaño de la próstata no guarda paralelismo con la intensidad de la sintomatología ni el grado de obstrucción, ya que explora solamente la zona accesible el examen transrrectal.

Exámenes de laboratorio
Deben incluir siempre examen de orina, antígeno prostático específico (APE), uremia o creatininemia.

Para la evaluación urodinámica preconizamos el estudio simultáneo y sucesivo mediante ecotomografía pelviana y uroflujometría hechos en buenas condiciones de información y comprensión por el paciente y con un volumen miccional no inferior a 200 ml. Hay que tener presente que el exagerar la ingesta de líquidos puede desencadenar una retención aguda, que la interpretación del residuo postmiccional puede estar influenciada por el temor al examen o por una mala adaptación del paciente a un ambiente extraño, lo que también se refleja en el resultado urodinámico. De hecho, en exámenes urodinámicos seriados se observa una mejoría y estabilización de los valores hacia el tercer o cuarto examen, que serían los definitivos. Con flujo máximo por bajo 10 ml/seg, Griffith encontró que el paciente tiene obstrucción urinaria y no requiere mayores exámenes. Entre 11 y 15 ml/seg la obstrucción puede estar o no presente. Con valores sobre 15 ml/seg puede generalmente decirse que no hay obstrucción, con la salvedad de que un 7% puede tener flujo normal por alta presión compensatoria vesical.
La cistomanometría es un examen que se utiliza específicamente en pacientes con sospecha de disfunción vesical.
El gran examen de imágenes es la ecotomografía pelviana, ya que muestra objetivamente el tamaño prostático, su crecimiento particular, las características vesicales y en alguna forma el vaciamiento y volumen residual. Con la ecotomografía abdominal se obtiene también información valiosa sobre las repercusiones sobre el aparato urinario alto. La ecografía transrrectal no tiene el mismo valor, es más bien un examen de resorte del urólogo que utiliza para elegir y controlar las muestras de biopsia prostática.
La TAC es un examen que se indica excepcionalmente. Si bien sus imágenes muy precisas, no contribuyen significativamente a proporcionar más información. La urografía intravenosa, de gran uso en el pasado, se reserva para investigar compromiso del aparato urinario alto al investigar otras patologías concomitantes y también síntomas específicos como la hematuria.
La endoscopia permite evaluar muy bien el tamaño prostático, el cuello vesical, las repercusiones de la uropatía obstructiva sobre el detrusor y orificios ureterales. Si bien se puede hacer en forma ambulatoria y bajo anestesia local, hay que ser cauto en su indicación, pues en pacientes muy obstruidos y muy sintomáticos existe el riesgo de provocar retención completa por edema y dolor, además de infección. En muchos pacientes se practica la endoscopia como una primera parte del procedimiento terapéutico endoscópico bajo anestesia.

TRATAMIENTOLa HPB constituye un fenómeno propio de todos los hombres, que por su patogenia tienen características particulares, y de acuerdo a la forma de crecimiento puede ser en cada caso más o menos sintomática. Es necesario plantearse claramente cuáles son los pacientes que necesitan tratamiento. En primer lugar existen los grandes síndromes que requieren de tratamiento desobstructivo:
  1. Pacientes en que la uropatía obstructiva con origen en HBP es causa de insuficiencia renal. Una variante es que la hipertrofia del detrusor y cuello vesical cause hidroureteronefrosis, sin globo vesical.
  2. Pacientes que llegan a retención crónica con globo vesical permanente y micciones por rebalsamiento.
  3. Enfermos con episodios infecciosos en los cuales la existencia de residuo urinario tiene gran significado.
  4. La hematuria propia de HPB generalmente obliga a tratamiento quirúrgico, más por el hecho de su persistencia y carácter iterativo que por su trascendencia hemodinámica. Este síntoma no es muy frecuente y obliga a descartar el origen de la hematuria en la vejiga y en el aparato urinario alto.
  5. Hoy por hoy, la gran necesidad de tratamiento está dada por las molestias sintomáticas de la uropatía obstructiva baja que afectan la calidad de vida del paciente.

Antes de plantear el tratamiento de HPB, es necesario asegurarse que no exista un adenocarcinoma prostático concomitante, lo que debe ser investigado en todo paciente mediante el APE y el examen dígito-rectal, llevando al paciente a biopsia prostática en todos los casos dudosos. No es posible ignorar la creciente frecuencia del cáncer prostático en una población masculina que ha experimentado significativos aumentos de expectativa de vida, los que no deben ver comprometidas sus posibilidades terapéuticas del cáncer por una cirugía precipitada del adenoma.
El gran tratamiento de la HPB sintomática es la cirugía en todas sus formas. No obstante hay tratamientos no invasores que merecen ser discutidos, por lo que nos referimos a ellos en una breve revisión.
Supresión de andrógenos. Tiene todos los efectos positivos de obtener una disminución en el tamaño de la HPB. Obtenida por castración quirúrgica o bloqueos hormonales a nivel hipofisiario, su efecto se deja ver sobre aquellos pacientes con HPB concomitantes con adenocarcinoma. Sus consecuencias psicológicas y fisiológicas sobre la vida sexual, al producir pérdida de libido e impotencia la hacen electiva sólo cuando hay asociación de HPB y cáncer prostático.
Agonistas LHRH. El descenso de testosterona plasmática a niveles de castración, obtiene una disminución del volumen prostático de un 75% al cabo de 4 meses, con mejoría significativa del score sintomático AUA y aumentos del flujo a niveles sobre 15 ml/seg. Si se suspende el tratamiento, el cuadro vuelve a los niveles iniciales al cabo de 6 meses y la próstata a un 99% del tamaño inicial. Efecto secundario indeseable es la pérdida de libido e impotencia.
Finasteride. Bloquea la enzima alfa 5 reductasa, responsable del paso de testosterona a dihidrotestosterona, que es la hormona activa a nivel periférico. La evaluación de su uso a plazos de tres años demuestra que se obtiene una reducción de 19 - 20% en promedio el volumen prostático. El score sintomático AUA mejora en 2,7 puntos y el flujo en 3 ml/seg. Dado que en pocas circunstancias clínicas existe un efecto placebo tan marcado como en la sintomatología de la HPB, el beneficio real de Finasteride es discutido, ya que puede alcanzarse con otras sustancias con carácter de placebo.
También debe considerarse que el resultado del tratamiento variará de un caso a otro, ya que existen 5 variantes histopatológicas en la HPB y que la acción de los componentes anatómico nodular y dinámico juegan en forma distinta en cada paciente.
Efectos secundarios del Finasteride son cefalea y disminución leve de la libido, sin que la impotencia tenga trascendencia. El medicamento debe ser tomado a permanencia.
Dilataciones mecánicas de la uretra prostática. Conocidas de antiguo, han sido reactivadas con el uso de balones inflados en la uretra prostática, a gran presión y volumen conocidos. Pueden obtenerse efectos transitorios, pero este método no se sostiene frente al conocimiento de la génesis e histología de HPB.
Tratamiento farmacológico. Mucho más interesante es el tratamiento farmacológico. Si recordamos que en la HPB hay un componente mecánico de nódulos parenquimatosos que obstruyen y otro dinámico debido a la contracción del músculo liso, se entenderán las bases que tienen el uso de los bloqueadores adrenérgicos y, en teoría, más aún de los bloqueadores alfa 1. Estos receptores están situados preferentemente en el cuello vesical y próstata. Se han utilizado varios como Prazosin, Terazosin, Alfuzosin, Doxazosin y Tansulozin, éste último con acción selectiva para receptores alfa 1A y alfa 1B, sin que produzca cambios en la presión arterial.
En general se puede sostener que tienen un efecto positivo en un tercio de los pacientes, disminuyen el score de síntomas de la AUA en 3 a 4 puntos y mejoran el flujo en 1,6 a 3 ml/seg. Existe la sospecha de que, además de su acción bloqueadora alfa, doxazosin podría tener una acción de apoptosis de células musculares del estroma prostático.
Quizás lo dicho más arriba referente a los diferentes factores que influyen en la uropatía obstructiva baja y en diferentes formas histológicas es igualmente válido para explicar la dificultad en interpretar los resultados de los bloqueadores a adrenérgicos.
Dado que la Finasteride induce la apoptosis en el epitelio glandular y que los bloqueadores, como Terazosina, actúan sobre el estroma y las células musculares, es posible esperar que el uso combinado de ambas drogas tenga un resultado en que se sumen y potencien los efectos. Esto no ha sido así en la práctica clínica y no hay una ventaja en el uso de ambas drogas simultáneamente.
Hipertermia con microndas y ultrasonido. Eleva la temperatura a 42º en especial en la zona transicional de la próstata, con lo que se conseguiría una necrosis selectiva de los tejidos periuretrales. Lo mismo puede decirse sobre las ondas ultrasónicas localizadas que elevan la temperatura localmente. Ha sido utilizada por vía transuretral o transrrectal. Introducida en nuestro medio con gran difusión (Prostatón), sus enormes expectativas han tenido una mínima repercusión sobre HPB, por lo que ha sido abandonada en la mayor parte de los centros. Quizás pueda esperarse un perfeccionamiento de la tecnología a futuro para obtener mejores resultados.
Tutores uretrales (stents). Son elementos metálicos o de materiales plásticos tejidos en forma tubular, que pueden ser puestos en la uretra prostática con control radiológico y obtener su expansión al retirar el mandril conductor. La acción expansiva de este elemento permite una disminución de la resistencia a nivel de la uretra prostática, sin interferir con el esfínter asociado. La tolerancia local parece ser buena y el epitelio uretral recubre el stent con el tiempo.
Hay un 25 a 40% de los pacientes en quienes los stents endouretrales necesitan ser reposicionados una o varias veces. Pueden ser una solución de alternativa para pacientes de alto riesgo quirúrgico.
Si se consideran los diferentes procedimiento terapéuticos para la HPB es conveniente tener presente que desde un punto de vista urodinámico los resultados en cuanto a mejoría se escalonan de la siguiente manera:
  1. Adenomectomía a cielo abierto
  2. Resección transuretral
  3. Laser transuretral
  4. Incisión de comisura prostática transuretral
  5. Dilatación con balón
  6. Uso de alfa bloqueadores
  7. Termoterapia
  8. Deprivación androgénica
  9. Placebos (incluye Finasteride

PIELONEFRITIS AGUDA

"Trastorno renal que afecta a los túbulos, el intersticio y la pelvis renal. Es una inflamación supurativa aguda del riñón, causada por una infección bacteriana, y a veces vírica, hematógena e inducida por la diseminación septicémica o ascendente y asociada al reflujo vericoureteral"

RELACIÓN CON INFECCIONES URINARIAS
Como ya mencioné, puede deberse a una infección bacteriana y es la lesión renal asociada a la infección de las vías urinarias. La infección bacteriana de vías urinarias bajas puede ser completamente asintomática (lo que llamamos bacteriuria asintomática) y permanece localizada en la vejiga sin desarrollarse una infección renal. Sin embargo, la infección de las vías urinarias bajas siempre se puede diseminar hacia el riñón.
Los agentes etiológicos dominantes en más del 85% de los casos son los bacilos gramnegativos, que son habitantes normales del tubo digestivo. El más frecuente es la Escherichia coli, seguido por Proteus, Klebsiella y Enterobacter. A la vez, Streptococcus faecalis (también de origen entérico), estafilococos y prácticamente cualquier otro agente bacteriano o micótico pueden causar infección urinaria. En la mayoría de los pacientes la infección es endógena, es decir, proviene de la materia fecal del mismo paciente. Hay dos formas mediante las cuales las bacterias pueden llegar a los riñones, una es través del torrente sanguíneo (la menos frecuente, y puede ser en el curso de una septicemia o de una endocarditis infecciosa), y la otra es a través de las vías urinarias bajas por una infección ascendente. ÉSTA ÚLTIMA ES LA CAUSA MÁS FRECUENTE DE DE PIELONEFRITIS CLÍNICA. La vejiga y la orina normal son estériles, por lo tanto deben producirse alguno de los siguientes acontecimientos para que aparezca una infección renal.


  • Colonización de la uretra distal y del introito (en las mujeres) por bacterias coliformes. Esto depende de la capacidad de las bacterias de adherirse a la mucosa uretral, mediante la participación de adhesinas en las fimbrias P (pili) de las bacterias, que interaccionan con los receptores de superficies de las células uroteliales. Algunos tipos de fimbrias favorecen el tropismo renal, la persistencia de la infección o el aumento de la respuesta inflamatoria.
  • Desde la uretra a la vejiga los microorganismos ingresan durante un sondaje uretral o alguna otra instrumentación. Todo sondaje a largo plazo tiene riesgo de infección. En ausencia de instrumentos o sondas, las mujeres son más propensas a las infecciones urinarias, se cree que es porque su uretra es de menor tamaño con respecto a la de los hombres, porque a la vez estos poseen agentes antibacterianos en la secreción del líquido prostático, por los microtraumas que podría recibir la uretra durante las relaciones sexuales o por los cambios hormonales que afectan la adherencia de las bacterias a la mucosa. 
  • Una obstrucción de las vías urinarias puede provocar un vaciamiento incompleto de la vejiga y un aumento del volumenr residual de orina, esto lleva a estasis de la misma, y frente a esto las bacterias pueden multiplicarse libremente sin ser lavadas o destruidas. 
  • El reflujo vesicoureteral por una incompetencia de la válvula vesicoureteral, hace que vuelva la orina desde la vejiga hasta los uréteres. Puede deberse también a la ausencia congénita o acortamiento de la porción intravesical del uréter, de forma que el uréter no se comprime durante la micción. Además, la propia infección bacteriana aumenta el reflujo vesicoureteral. Puede adquirirse en la vida adulta ante una lesión de la médula espinal que provoque atonía de la vejiga. 
  • El reflujo intrarrenal es una consecuencia del reflujo vesicoureteral. Es más frecuente en los polos superior e inferior del riñón, donde las papilas suelen tener una punta aplanada cóncava en lugar de convexa como es en las zonas mediales del riñón.

MORFOLOGÍA
Las características que definen a la pielonefritis aguda son la inflamación supurativa intersticial parcheada, los agregados intratubulares de neutrófilos y la necrosis tubular. La supuración se produce como abscesos focales delimitados que afectan a uno o ambos riñones, que se pueden extender hasta grandes zonas de supuración en forma de cuña.


En la imagen se observan numerosos puntos blanquecinos correspondientes a microfocos supurados en la corteza renal; hiperemia aguda con numerosas petequias en el aparato pielocalicilar y dos papilas renales del sistema pielocalicilar superior con necrosis en sus vértices.
En los primeros estadíos el infiltrado neutrofilítico se limita al tejido pero la reacción afecta pronto a los túbulos y se produce un absceso característico, con destrucción delos túbulos incluidos.


En la imagen se observa nefritis intersticial aguda: hay acúmulos densos de polimorfos que destruyen túbulos y expanden el intersticio formando un verdadero microabsceso.
La luz tubular representa una vía rápida para la extensión de la infección, por lo que se obsevan grandes masas de neutrófilos intraluminales que se extienden siguiendo la nefrona afectada hacia los conductos colectores. Típicamente los glomérulos parecen ser relativamente resistentes a la infección, pero finalmente, zonas extensas de necrosis intensas destruyen los glomérulos y la pielonefritis micótica afecta a los glomérulos.

COMPLICACIONES
- La necrosis papilar se describe principalmente en diabéticos y en sujetos con obstrucción de vías urinarias. La necrosis papilar es normalmente bilateral, pero puede ser unilateral. A la vez, puede afectar una o todas las pirámides del riñón afectado. Al corte, las puntas o dos tercios distales de las pirámides muestran necrosis blanca o amarilla. En el MO, el tejido necrótico muestra necrosis de coagulación característica con conservación de los esbozos de los túbulos. La respuesta leucocitaria se limita a los límites entre el tejido conservado y destruído.
- La pienofrosis se ve cuando la obstrucción es total o casi completa, en particular cuando es alta en las vías urinarias. El exudado supurativo no puede drenarse, y por lo tanto, la pelvis renal, los cálices y el uréter se llenan de pus.
- El absceso perinéfrico es una extensión de una inflamación supurada a través de la cápsula renal en el tejido perinéfrico.

Después de la fase aguda de la pielonefritis, la lesión cicatriza y el infiltrado neutrofilítico es reemplazado por otro compuesto predominantemente por macrófagos, células plasmáticas y (más adelante) linfocitos. Los focos inflamatorios se reemplazan finalmente con cicatrices irregulares que se pueden ver en la superficie cortical como depresiones fibrosas. En el MO, estas cicatrices se caracterizan por atrofia tubular, fibrosis intersticial, e infiltrado linfocitario en un patrón característico en sierra dentada parcheado, con parénquima conservado interpuesto. La cicatriz de la pielonefritis casi siempre se asocia a inflamación, fibrosis y deformación del cáliz y la pelvis subyacentes, lo que refleja la función de la infección ascendente y el reflujo vesicoureteral en la patogenia de la enfermedad.

CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS
Obstrucción de las vías urinarias (congénita o adquirida).
Instrumentación de las vías urinarias, principalmente un sondaje.
Reflujo vesicoureteral.
Embarazo. Entre 4 y el 6% de las mujeres gestantes desarrolla bacteriuria en algún momento durante el embarazo, y el 20-40% de ellas finalmente tendrá una infección urinaria sintomática si no recibe el tratamiento correspondiente.
Sexo y edad. Después del primer año de vida (cuando las anomalías congénitas en los varones se hacen evidentes) y hasta los 40 años de edad, las infecciones son mucho más frecuentes en las mujeres. Al aumentar la edad, la incidencia aumenta en los varones, como consecuencia de la hipertrofia prostática y la instrumentación.
Lesiones renales preexistentes, que causan cicatrización intrarrenal y obstrucción.
Diabetes mellitus, en la cual el aumento de la susceptibilidad a la infección, la disfunción de la vejiga neurógena y la mayor frecuencia de instrumentaciones son factores predisponentes.
Inmunosupresión e inmunodeficiencia. 
Cuando la pielonefritis aguda es clínicamente evidente, el inicio suele ser súbito, con dolor en el ángulo costovertebral y evidencias sistemáticas de infección, como fiebre y malestar. Normalmente, hay signos de irritación vesical uretral, como disuria, polaquiuria y tenesmo. La orina contiene muchos leucocitos (piuria) procedentes del infiltrado inflamatorio, pero la piuria no permite diferenciar entre infección de vías urinarias altas o bajas. El hallazgo de cilindros leucocitarios, normalmente ricos en neutrófilos (cilindros de pus), indica la afectación renal porque los cilindros se forman solo en los túbulos. El diagnóstico de la infección se establece mediante el cultivo cuantitativo de la orina.
La pielonefritis aguda no complicada sigue un curso benigno y los síntomas desaparecen pocos días después de iniciado el tratamiento antibiótico correspondiente. Sin embargo, las bacterias pueden persistir en la orina o puede reaparecer la infección por nuevos tipos serológicos de E. coli u otros microorganismos. Esta bacteriuria desaparece o puede persistir, a veces durante años. La pielonefritis aguda puede ser más grave en presencia de una obstrucción urinaria no aliviada, DM o inmunodeficiencia, con episodios recurrentes o septicémicos. La superposición de una necrosis papilar provoca insuficiencia renal aguda.
Un patógeno vírico emergente que causa pielonefritis en los aloinjertos de riñón es el poliomavirus. La infección latente con poliomavirus está muy extendida en la población general, pero la inmunosupresión de receptor del aloinjerto provoca la reactivación de la infección latente y el desarrollo de una nefropatía, con el fracaso consecuente del aloinjerto hasta en el 1-5% de los receptores de un transplante renal. Esta forma de la pielonefritis que ahora se denomina nefropatía por polimavirus, se caracteriza por la infección vírica del núcleo de la célula epitelial tubular, que provocs el aumento del tamaño del núcleo y la aparición de inclusiones intranucleares visibles por el MO (efecto vírico citopático). Las inclusiones están formadas por viriones organizados en forma de un entramado organizado de tipo cristalino como se ve en el microscopio electrónico. Invariablemente se observa una respuesta inflamatoria intersticial. El tratamiento consiste en reducir la dosis de inmunosupresores.

ENFISEMA

Es una enfermedad pulmonar obstructiva que se define en términos anatomopatológicos como el agrandamiento permanente y anormal de las espacios aéreos situados más allá del bronquiolo terminal.

(Hay que distinguirlo de la hiperinsuflación donde hay agrandamiento compensador, sin destrucción de las paredes, como ocurre por ejemplo ante la falta de un pulmón)



CLASIFICACIÓN
1.     Centrolobulillar: Las paredes proximales están afectadas, mientras que las distales se respetan. Es más frecuente en lóbulos superiores y se asocia al tabaco y al polvo del carbón.
2.     Panlobulillar: Se afectan tanto las porciones proximales como las distales. Es más frecuente en lóbulos inferiores, y se asocia al déficit genético de alfa-1-antitripsina (Una sustancia que existe naturalmente en los pulmones, llamada alfa-1-antitripsina (AAT), puede proteger contra este daño. La AAT, producida por los hepatocitos, es el inhibidor de proteasa más abundante del suero humano y la principal defensa del pulmón en contra de la elastasa. Las personas con deficiencia de alfa-1-antitripsina presentan mayor riesgo de padecer esta enfermedad.)
3.     Paraseptal: Se afectan las partes distales y se respetan las proximales. Se asocia a áreas de cicatrización, zonas de tuberculosis o sarcoidosis.
4.     Irregular: No tienen un patrón definido, se asocia a procesos cicatrizales. Es la variante morfológica más frecuente, pero generalmente no tiene importancia clínica.

PATOGENIA
La patogenia se explica por la teoría proteasa-antiproteasa. Esta teoría explixa que en los pulmones existe un equilibrio entre la síntesis y la degradación de elastina, un componente de la pared de los alveolos fundamental para mantener las propiedades elásticas del pulmón, es decir, un equilibrio entre proteasas (elastasas) y las anti-elastasas (alfa-1-antitripsina). El enfisema aparece cuando se produce un desequilibrio, bien porque aumenta la capacidad elastolítica o porque disminuye la actividad antielastolítica. Se cree que el humo del tabaco y otros contaminantes provocan la liberación de productos químicos (fundamentalmente oxidantes) que dañan las paredes de los alvéolos. Uno de éstos mecanismos podríamos explicarlo mediante el efecto del tabaco que promueve el desarrollo de los macrófagos alveolares, éstos estimulan la producción de interleuquina 8 y ésta a la vez atrae neutrófilos. Los neutrófilos liberan elastasas y radicales libres, los cuales degradan a la alfa-1-antitripsina.
El daño empeora con el paso del tiempo. Las personas que padecen esta enfermedad tienen alvéolos pulmonares que son capaces de llenarse con aire fresco, pero no pueden expulsarlo fácilmente, lo cual afecta el suministro de oxígeno al cuerpo. Ante esta necesidad de expulsar el aire observamos que el paciente utiliza todos los músculos accesorios respiratorios para hacerlo (se observa tiraje). 

SIGNOS Y SÍNTOMAS

La mayor parte de los pacientes de enfisema son mayores de 40 años, con una prolongada historia de disnea (dificultad para respirar) al esfuerzo y tos no productiva. Estos pacientes presentan frecuentemente pérdida de peso, debido a la utilización de los músculos accesorios para respirar, mientras que los individuos sanos únicamente utilizan eldiafragma para producir los movimientos ventilatorios.
El enfisema está caracterizado por pérdida de la elasticidad pulmonar, destrucción de las estructuras que soportan el alvéolo y destrucción de capilares que suministran sangre al alvéolo. El resultado de todo ello es el colapso de las pequeñas vías aéreas durante la respiración, conduciendo a una obstrucción respiratoria y a una retención de aire en los pulmones. Todos estos trastornos dan como resultado síntomas de disnea, inicialmente al esfuerzo aunque se hace evolutiva pudiendo llegar a tener incluso disnea de reposo. Pérdida de peso, ansiedad, edema y fatiga suelen acompañar en muchos casos. La tos y las sibilancias son mucho menos frecuentes que en la bronquitis crónica.
En los pacientes con enfisema los hallazgos característicos son taquipnea (aumento de la frecuencia respiratoria), una fase respiratoria disminuida debido a la retención de volúmenes de aire, tórax en posición inspiratoria (tórax en tonel), uso de los músculos accesorios de la respiración (sobre todo el ECM) y respiración con labiosfruncidos (soplando). En el examen radiológico, presentan los pulmones inflados, un diafragma deprimido y un aumento del diámetro posteroanterior (tórax en tonel).
Como presentan una tasa respiratoria elevada y un volumen inicial mayor, pueden mantener una saturación de la hemoglobina en valores casi normales. Por ello, generalmente no están cianóticos, refiriéndose a ellos como sopladores rosados, en contraposición a los pacientes con bronquitis crónica evolucionada que presentan frecuentemente cianosis, a los cuales se les denomina abotagados azules. En contraste con los pacientes con bronquitis crónica, los pacientes de enfisema tienen menor riesgo de infecciones y menor riesgo de cor pulmonale (insuficiencia cardíaca derecha).
La evolución clínica es una disminución progresiva de la función pulmonar y un incremento de la disnea.


COMPLICACIONES
  • Colapso pulmonar (neumotórax). Un pulmón colapsado puede ser mortal en personas que tienen enfisema grave, porque la función de sus pulmones ya está tan comprometida.
  • Problemas del corazón. El enfisema puede aumentar la presión en las arterias que conectan el corazón y los pulmones. Esto puede causar una condición llamada el cor pulmonale, en la que una sección del corazón se expande y se debilita.
  • Grandes agujeros en los pulmones (bullas gigantes). Algunas personas con enfisema desarrollar espacios vacíos en los pulmones llamados bullas. Gigante ampollas puede ser tan grande como la mitad del pulmón. Además de reducir la cantidad de espacio disponible para el pulmón se expanda, el gigante de las ampollas se pueden infectar y son más propensos a causar un colapso pulmonar.
FACTORES DE RIESGO
  • Fumar. El enfisema es más probable que se desarrollan en los fumadores de cigarrillos, como ya hemos mencionado pero los fumadores de puros y pipa también son susceptibles. El riesgo para todos los tipos de fumadores aumenta con el número de años y la cantidad de tabaco fumado.
  • Edad. Aunque el daño pulmonar que ocurre en el enfisema se desarrolla gradualmente, la mayoría de las personas con enfisema pulmonar relacionada con el tabaco comienzan a experimentar síntomas de la enfermedad entre las edades de 40 y 60.
  • Exposición al humo de otro fumador. Humo de segunda mano, también conocido como humo de tabaco pasivo o del medio ambiente, es el humo que inhalan sin darse cuenta de otra persona del cigarrillo, pipa o cigarro. Estar cerca del humo de segunda mano aumenta el riesgo de enfisema.
  • Exposición ocupacional a vapores o polvo. Si usted respira el humo de ciertos productos químicos o el polvo de los productos de cereales, algodón, madera o la minería, es más propenso a desarrollar enfisema. Este riesgo es aún mayor si usted fuma.
  • Exposición a la contaminación interior y exterior. Respirar los contaminantes de interiores, como los vapores de combustible para calefacción, así como de contaminantes al aire libre – escapes de los automóviles, por ejemplo-aumenta el riesgo de enfisema.

MORFOLOGÍA
Se observan septos alveolares destruídos, con imágenes en palillos de tambor o en bastón. El diagnóstico del tipo morfológico se hace con secciones pulmonares gruesas de 2 mm de espesor (cortes de Gough) que se miran a simple vista o con lupa. También se observa inflamación en las pequeñas vías respiratorias, con neutrófilos, macrófagos, linfocitos T y linfocitos. A continuación observamos una microfotografía de tejido pulmonar de un paciente con enfisema, tenga en cuenta la pérdida de las paredes alveolares en el tejido pulmonar enfisematoso, resultando en más grande pero menos cámaras alveolares.


A continuación podremos observar un video muy simple pero, a mi criterio, bastante didáctico sobre las enfermedades pulmonares obstructivas crónicas en general, haciendo una pequeña referencia al enfisema.